Píntate o Ennamocciate.

Además de transformarte mediante tus peinados y tus potingues ¡Tus ojos también pueden cambiar de color! Este ha sido el experimento con el que he querido iniciar el 2011, con un cambio total: Colorear según el color de ojos que te apetezca llevar ese día. Nosotras hemos elegido el verde y ha quedado así.

1º Cremita hidratante acorde para la piel de cada persona y edad.

2º Base de color un tono menos que tu piel  (Colour Adapt de Max factor) se extiende por cara y cuello con el pincel de maquillaje.

3º Polvos con tono bronce  aplicados con la brocha  gordita.

4º con la sombra blanca  y el pincel de ojos da pequeños toques alrededor del ojo y luego difumilalos para darle luminosidad al ojo.

5º Con la sombra verde pálido  rellena el párpado móvil con un pincel de ojos.( El trío de sombras de bourjois de la entrada anterior viene muy bien para este look)

6º Con la sombra verde más oscura que la anterior  colorea el tercer tercio del ojo.

7ºDelinea el borde del ojo con sombra negra .Truquillo: Si tienes los ojos oscuros con un lápiz blanco delinea el borde interior superior y con la sombra negra el exterior, bajo las pestañas inferiores.

8ºCon otro pincel similar o el mismo bien lavado coge la sombra negra  y colorea la arcada del ojo y su final.

9º Colorea la zona del parpado superior cercana a las cejas con la sombra blanca.

10º Dar rímel negro a las pestañas.

11ºCon la brocha de coloretes da color a tus pómulos. Truquillo: Para saber donde aplicarte el colorete haz el pescadito y colorea la zona que sobresale.

12º Con una barra color rojo colorea tus labios de manera suave. Truquillo: Quedará mejor si utilizas el pincel de labios y sobre todo si encimas aplicas gloss sin color.

¿Os gusta? ¿Os atrevéis? Espero que os atreváis a innovar de esta forma tan divertida vuestro aspecto en este esplendido fin de semana de Enero. Aunque si optáis por dejar la paleta y el pincel aparcado os daré una clave para pasar un fin de semana de lujo sin ni siquiera moverte del sofá. Como algunas ya sabréis, y a las que no ya me confieso ahora, además de encantarme los potingues, mi otra pasión es la literatura. Y ahora acabo de descubrir un universo literario que te transporta a las nubes: El universo Moccia. Todo comenzó hace unos meses, en noviembre, tras incesantes promociones en televisión de la película Tres metros sobre el cielo.  Entré en la tienda buscando un regalo de reyes y lo vi, algo por dentro hizo pararme en seco y dedicarle unas miradas furtivas entre timidez y osadía. Pensé un poco mientras buscaba el regalo ¿Me acerco o no me acerco? Ya con mis compras navideñas en la mano, me decidí. Con pasos delicados y como quien no quiere la cosa me puse a su lado y finalmente caí rendida a la tentación. Pasé un fin de semana alucinante a su lado. Cuando mi vida acababa, me encontraba con él. Me volví a enamorar como la primera vez, esa ilusión de cuando no sabes que ocurrirá, esa incertidumbre que te hace avanzar con los ojos cerrados hasta el mismísimo abismo si fuera necesario… Pero el domingo llegó el final. No sin la promesa de volver a encontrarnos.

Vagué entre lo que quedaba de noviembre y diciembre por mi vida con la mente en volver a encontrarme con él. Incluso arrastré a mi cuñada, como cómplice silenciosa, a ver su película. Era buena, pero nada igual a tenerlo a él entre mis manos.

Y una mañana de enero nos volvimos a encontrar. Cinco de enero y al despertar él en mi sofá. Volví a sonreír. Me quedaban otros tres días a su lado para volver a soñar.

Ahora me siento vacía. Tan sólo esa sensación de querer más, de volver a vivir otra vez esa emoción a su lado. Fue breve pero me durará toda la vida la huella que en mí dejó. Ardo en deseos de volver a empezar… Desde la página 1 hasta la página 415.

Os animo ¡Ennamocciaos! No os arrepentiréis. Os llevará a tres metros sobre el cielo y os quedareis diciendo ¡Tengo ganas de ti!

P.D. :   Mil gracias, como siempre a "mi cuña" que se presta siempre a mis locuras y hasta me dejó, esta vez, que la arrastrara al cine un domingo de noviembre en contra de la voluntad de mi adorable hermano, a quien pido mil disculpas por robarle de vez en cuando a su novia para experimentar con ella.